En los siguientes años, el mundo comenzará un nuevo contexto en el mercado energético, el cual está marcado por riesgos geopolíticos y a pesar de una abundante oferta de múltiples combustibles y tecnologías, las energías fósiles alcanzarán su punto máximo de demanda antes de 2030, indica un reporte de la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés).
El informe Perspectivas Energéticas Mundiales 2024 señala que la demanda de los tres combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) alcance su punto máximo a finales de la década. No obstante, las fuentes de bajas emisiones generarán más de la mitad de la electricidad mundial antes de 2030.
La IEA prevé un excedente de oferta de petróleo y gas natural licuado en la segunda mitad de esta década, pero también un exceso de capacidad de fabricación para algunas tecnologías clave de energía limpia, en particular, la solar fotovoltaica y las baterías.
“En la segunda mitad de esta década, la perspectiva de suministros más amplios –o incluso excedentes– de petróleo y gas natural, dependiendo de cómo evolucionen las tensiones geopolíticas, nos llevaría a un mundo energético muy diferente del que hemos experimentado en los últimos años durante la crisis energética mundial”, señalo el director Ejecutivo de la IEA, Fatih Birol.
Sin embargo, Birol consideró que esto permitirá una menor presión en los precios de la energía, lo cual dará “cierto alivio a los consumidores que se han visto muy afectados por los picos de costos”.
La IEA consideró que el respiro de las presiones de los precios de los combustibles puede proporcionar a los responsables de las políticas espacio para centrarse en intensificar las inversiones en transiciones de energía limpia y eliminar los subsidios ineficientes a los combustibles fósiles.
“Esto significa que las políticas gubernamentales y las decisiones de los consumidores tendrán enormes consecuencias para el futuro del sector energético y para abordar el cambio climático”, dijo Birol.
En la transición energética, que busca una sustitución gradual de las fuentes fósiles, “la energía limpia está entrando en el sistema energético a un ritmo sin precedentes, pero su implementación está lejos de ser uniforme en todas las tecnologías y mercados”.
La IEA destacó que el nuevo contexto energético mundial está marcado no sólo por la “abundante oferta energética”, sino por los conflictos regionales y las tensiones geopolíticas, que “están poniendo de relieve importantes fragilidades en el sistema energético mundial actual, lo que deja clara la necesidad de políticas más sólidas y mayores inversiones para acelerar y ampliar la transición a tecnologías más limpias y seguras”.
“Las tensiones geopolíticas y la fragmentación actuales están creando grandes riesgos tanto para la seguridad energética como para la acción mundial en materia de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero”, indicó.
El reporte destaca que el uso de electricidad ha crecido al doble del ritmo de la demanda energética general durante la última década, y dos tercios del aumento mundial de la demanda de electricidad en los últimos diez años provino de China.
“En la historia de la energía, hemos presenciado la Era del Carbón y la Era del Petróleo, y ahora estamos avanzando a toda velocidad hacia la Era de la Electricidad, que definirá el sistema energético mundial en el futuro y se basará cada vez más en fuentes de electricidad limpias”, dijo Birol.
La IEA subrayó a China, por el papel que está jugando en materia de inversiones, demanda de combustibles fósiles, consumo de electricidad, implementación de energías renovables, el mercado de vehículos eléctricos y la fabricación de tecnología limpia.
“La expansión solar de China avanza a tal ritmo que, a principios de la década de 2030, en menos de diez años, la generación de energía solar de China por sí sola podría superar la demanda total de electricidad de los Estados Unidos en la actualidad”, señaló Birol.
Si bien la IEA estima que el crecimiento de la demanda mundial de electricidad se acelere aún más en los próximos años, también consideró que para que la energía limpia siga creciendo al mismo ritmo, es necesaria una inversión mucho mayor en nuevos sistemas energéticos, especialmente en redes eléctricas y almacenamiento de energía.
“Por cada dólar gastado en energía renovable, se gastan 60 centavos en redes y almacenamiento, lo que pone de relieve cómo la infraestructura de apoyo esencial no sigue el ritmo de las transiciones a la energía limpia”, indicó.
El informe acotó que muchos sistemas eléctricos son actualmente vulnerables al aumento de los fenómenos meteorológicos extremos, lo que hace que sea fundamental realizar esfuerzos para reforzar su resistencia a las crisis y seguridad digital.
“En muchas zonas del mundo, los fenómenos meteorológicos extremos, intensificados por décadas de altas emisiones, ya plantean profundos desafíos para el funcionamiento seguro y fiable de los sistemas energéticos, incluidas olas de calor, sequías, inundaciones y tormentas cada vez más severas”, indicó la IEA.