Un ataque de pánico es una experiencia abrumadora que puede aparecer de manera inesperada, desencadenando una serie de síntomas físicos y emocionales que pueden hacer que la persona afectada sienta que está perdiendo el control. ¿Cómo podemos ayudar cuando alguien cercano sufre un episodio así? En este artículo, te explicamos cómo identificar un ataque de pánico, diferenciarlo de otros problemas médicos y, lo más importante, qué hacer (y qué no hacer) para brindar apoyo en esos momentos críticos.
¿Qué es un ataque de pánico?
Un ataque de pánico es una oleada repentina de miedo o malestar intenso que puede ocurrir sin una causa aparente. Este tipo de episodios a menudo vienen acompañados de síntomas físicos como taquicardia, sensación de ahogo, mareo, dolor en el pecho, sudoración excesiva y temblores. Pilar Conde, psicóloga y directora de las Clínicas Origen, explica que “la persona puede experimentar taquicardia, sensación de ahogo, mareo, dolor en el pecho, pinchazos, calor, sudor, sofocos, boca seca, náuseas, temblores y calambres”. Estos síntomas pueden ser tan fuertes que a menudo quienes lo experimentan piensan que están sufriendo un infarto o alguna otra afección médica grave.
¿Por qué aparece un ataque de pánico?
Cómo distinguir un ataque de pánico de un infarto
Una de las mayores preocupaciones durante un ataque de pánico es la posibilidad de que los síntomas se confundan con un infarto. Ambas situaciones pueden provocar dolor en el pecho, dificultad para respirar y sensación de muerte inminente. Sin embargo, hay algunas diferencias clave que pueden ayudarte a identificar lo que está ocurriendo.
“En un ataque de pánico, los pensamientos más comunes son miedo a un infarto, miedo a ahogarse, miedo a estar volviéndose loco o a desmayarse“, señala Pilar Conde. El ataque de pánico generalmente se resuelve en unos 20 minutos, mientras que los síntomas de un infarto no desaparecen y tienden a empeorar. Si la persona tiene antecedentes médicos que podrían indicar un problema cardíaco, es importante no asumir que se trata de un ataque de pánico y buscar asistencia médica de inmediato.
Los síntomas de un ataque de pánico tienden a desaparecer, en cambio, los de un infarto no lo hace y empeoran
¿Es posible prevenir los ataques de pánico?
Prevenir los ataques de pánico implica aprender a gestionar la ansiedad. “Lo más importante es entender qué es la ansiedad, cómo funciona y cómo puede acabar en pánico”, comenta Pilar Conde. La terapia psicológica, especialmente la terapia cognitivo-conductual, es una de las herramientas más efectivas para ayudar a las personas a reconocer y gestionar los patrones de pensamiento y comportamiento que alimentan la ansiedad y el pánico.
No se debe invalidar lo que la persona está sintiendo, mejor preguntarle ¿Cómo puedo ayudarte?
¿Qué hacer para ayudar a una persona que está sufriendo un ataque de pánico?
Si sospechas que alguien está teniendo un ataque de pánico, es fundamental mantener la calma y proporcionar apoyo. Lo primero que debes hacer es ayudar a la persona a regular su respiración, ya que la hiperventilación es común en estos episodios. “La persona está hiperventilando, por lo que tiene más oxígeno del que necesita en su organismo, lo que deriva en sensaciones muy desagradables”, explica Conde.
Una manera sencilla de ayudar es decirle que está teniendo un ataque de ansiedad, que no es peligroso, y que estás ahí para acompañarle. “Decirle que su cabeza y su cuerpo le están jugando una mala pasada, que no le vas a dejar mientras se regula, y que intente respirar con calma, puede ser muy reconfortante”, sugiere Pilar Conde. Ofrecerle instrucciones claras y simples para respirar lentamente también puede ser efectivo: pedirle que inhale profundamente por la nariz y exhale lentamente por la boca, enfocándose en prolongar la exhalación.
¿Qué no se debe hacer durante un ataque de pánico?
Lo más importante es no minimizar ni invalidar lo que la persona está sintiendo. Comentarios como “cálmate” o “no es para tanto” pueden empeorar la situación y hacer que la persona se sienta incomprendida. En su lugar, es mejor ofrecer comprensión y apoyo, y preguntar cómo puedes ayudar. “Es mejor preguntar: ‘¿Tienes problemas de ansiedad? ¿Podría ser que estés teniendo un ataque de pánico? ¿Cómo puedo ayudarte?'”, recomienda Pilar Conde.
¿Es recomendable llamar a los servicios de emergencia?
No siempre es necesario llamar a los servicios de emergencia durante un ataque de pánico, pero si es la primera vez que la persona lo experimenta o no tiene un diagnóstico claro, podría ser útil para descartar problemas físicos graves. “Cuando se va a urgencias y se descarta un problema físico, la persona toma conciencia de que tiene un problema ansioso, y es habitual que tras esa visita inicien un proceso terapéutico”, afirma Conde.
Técnicas de respiración para calmar los síntomas
La respiración diafragmática es una técnica clave para ayudar a mitigar los síntomas del ataque de pánico. “Es importante espirar durante más tiempo del que se inspira, y tanto la inspiración como la espiración deben hacerse de manera lenta”, explica Conde. Al respirar profundamente y de manera controlada, se puede reducir el nivel de oxígeno en el cuerpo, lo que contribuye a disminuir las sensaciones físicas desagradables que acompañan a la hiperventilación.
Si es la primera vez que se sufre un ataque de pánico, puede ser necesario llamar a emergencias para descartar que se sufra otro problema físico
¿Cuándo buscar ayuda médica o psicológica?
Si los ataques de pánico se vuelven recurrentes o interfieren con la vida cotidiana, es fundamental buscar ayuda. “Si se están teniendo ataques de pánico con frecuencia o incluso esporádicamente, pero con limitaciones en la vida diaria de la persona, sería necesario pedir ayuda”, subraya Conde. El tratamiento para los ataques de pánico suele incluir terapia psicológica y, en algunos casos, medicación para ayudar a controlar los síntomas.
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