El número de inmigrantes sin papeles que llegan a la frontera estadounidense se desplomará en los primeros días tras el comienzo de la segunda presidencia de Donald Trump, el 20 de enero, pero a mediano y largo plazos esfuerzos previos para cerrar la frontera y deportar a millones de migrantes que arriban desde México no logró reducir ese flujo a este país.
La retórica antimigrante del presidente electo ya está generando temor entre las poblaciones indocumentadas en ciudades y pueblos del país. Familias tienen miedo de que sus hijos estén fuera de los hogares y preparan planes de contingencia para ellos en el eventual caso de que sus padres sean detenidos; algunos ya están contemplando regresar a México u otros países ante este clima hostil y amenazante. Analistas también pronostican que los esfuerzos del próximo gobierno de Trump impondrá aún más costos para México por la creciente población de extranjeros obligados a esperar ahí mientras intentan ingresar a Estados Unidos.
Las amenazas de una frontera cerrada y la retórica oficial antimigrante podría disuadir a muchos de intentar cruzar la frontera, pero sólo por un tiempo. El 20 de enero de 2017, cuando Trump tomó posesión en su primer periodo presidencial, el flujo de inmigrantes a través de la frontera con México casi desapareció y en los siguientes meses (febrero, marzo y abril) se registraron los números más bajos de cruces de la frontera en décadas. Eso, se pronostica, se repetirá el próximo año, y es parte de la estrategia de los asesores de Trump de repetir sus declaraciones de que no se permitirá la entrada a indocumentados.
El presidente Trump, en su primer día, firmará una serie de órdenes ejecutivas que sellarán la frontera e iniciará el esfuerzo de deportación más grande en la historia de Estados Unidos
, declaró Stephen Miller, el asesor antimigrante de Trump, quien ha sido nombrado subjefe de gabinete en la Casa Blanca del futuro gobierno. Estas órdenes ejecutivas podrían incluir reiniciar el programa Permanece en México para obligar a solicitantes de asilo de esperar en dicho país mientras se procesan sus peticiones, ampliar el programa de deportación expedita, y poner fin a programas como el de protección temporal de deportación que ya ha permitido que casi un millón de migrantes de países en crisis o con condiciones violentas permanecer en Estados Unidos durante años.
Miller, el arquitecto de las políticas antimigrantes de Trump, declaró en entrevista con Fox News que líderes republicanos del Congreso han prometido que podrán aprobar en enero o principios de febrero un paquete de financiamiento para la frontera, la inversión de seguridad fronteriza más significativa en la historia estadunidense
. Estos fondos, agregó, apoyarán un incremento masivo para oficiales de la agencia de Aduanas e Inmigración (ICE) que trabajan en deportaciones, un incremento histórico en agentes de la Patrulla Fronteriza y un incremento de salario para ellos, financiamiento pleno para operaciones militares
, así como para sitios de detención de migrantes y barreras en la frontera.
A pregunta sobre algunas de estas medidas el domingo, Trump respondió que las primeras órdenes de deportación se enfocarán en migrantes acusados de cometer delitos –categoría que ICE ubica en 662 mil 566– algunos de los cuales han sido acusados, pero no condenados, y muchos de los cuales no están encarcelados.
Trump, en entrevista con NBC News, dijo que tiene la intención de deportar a todos los que están en este país de manera irregular . Es algo muy difícil hacer, pero se tienen reglas, regulaciones y leyes. Llegaron ilegalmente
, afirmó. Pero como es frecuentemente el caso, Trump después se contradijo al sugerir que se necesita encontrar una solución para los dreamers –aquellos que llegaron siendo menores de edad a este país con sus padres indocumentados–, para permitir que permanezcan en Estados Unidos.
Respecto de si buscaría restablecer la controvertida medida de su primera presidencia, en la cual separaba por la fuerza a las familias, Trump respondió que la mejor manera para evitarlo sería deportar a toda la familia junta. Enviaremos (de regreso) a todos, muy humanamente, al país de donde vinieron, así la familia no será separada
, comentó a NBC.
Una segunda prioridad para la deportación serán las 1.4 millones de personas en el sistema migratorio estadunidense que tienen órdenes finales
de deportación, pero que continúan en el país. Otros 1.7 millones sujetos a la deportación serán aquellos que están esperando audiencias sobre sus aplicaciones de asilo.
Existen precedentes históricos de las deportaciones masivas. Trump incluso ha citado la “Operación wetback (espalda mojada)” durante la presidencia de Dwight Eisenhower, en los años 50, como un modelo a seguir hoy día. En 1954, el ex general del ejército de Estados Unidos Joseph Swing se sumó a la Patrulla Fronteriza y organizó un esfuerzo tipo militar de deportación que incluyó redadas de trabajadores en los campos, rodear parques urbanos y arrestar a cualquiera que pareciera mexicano
. Muchos fueron subidos a vagones de ganado en ferrocarriles y transportados a la frontera desde Los Ángeles y otras ciudades.
En entrevista con La Jornada, el profesor de historia Kevin Johnson, de la Universidad de California en Davis, explicó que oficiales de inmigración fueron enviados a tiendas y lugares públicos donde se suponía que se congregaban los inmigrantes. No hubo gran preocupación del debido proceso. Era rápido y sucio
. El gobierno federal refirió que deportó a 1.3 millones de personas, incluyendo no pocos que eran ciudadanos estadunidenses.
Pero el profesor Johnson asevera que un mejor paralelo a lo que Trump está proponiendo sería la menos conocida deportación masiva de mexicanos durante la Gran Depresión en 1931 bajo el gobierno de Herbert Hoover. “Eso fue encabezado por gobiernos locales y estatales. La policía realizó redadas en lugares públicos… aproximadamente un millón de personas de descendencia mexicana, incluidos muchos hijos de inmigrantes, fueron deportados”, informó.
El experto señaló que ninguno de estos programas de deportación masiva lograron poner fin a la migración indocumentada. El empleo es el factor principal que motiva la inmigración a este país, recordó y “mientras existan esos empleos, vendrán. La Operación Wetback tuvo muy poco impacto sobre la población indocumentada en este país”, señaló.
Para comprobar su punto, Johnson indicó que a mediados de los años 90, la población indocumentada en Estados Unidos era algo así como de 5 millones. Añadió que hoy, aunque el gasto federal para frenar la migración indocumentada se ha triplicado, la población sin papeles es de entre 10 a 11 millones. No existe evidencia de que la repatriación funcione
, concluyó.
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