Disfrutan infantiles en la ‘nevada’ navideña del Zócalo

El Zócalo se transforma en un escenario majestuoso donde la música y el espíritu festivo se entrelazan.

La verbena navideña de la Ciudad de México no sólo celebra la magia de la temporada, sino que también es un escaparate de la diversidad y riqueza musical que define nuestra cultura.

El Zócalo se transforma en un escenario majestuoso donde la música y el espíritu festivo se entrelazan para deleitar a miles de asistentes.

Este domingo, el ambiente navideño se ilumina con un cartel latinoamericano. Desde Bogotá, el trío La Perla trae consigo una mezcla explosiva de ritmos tradicionales, ideal para contrarrestar el frío decembrino.

En tanto, el talento nacional brillará con la participación de Los Tecolines, quienes revivirán la magia del bolero a través de interpretaciones cargadas de pasión y melancolía. Meyehualco’s Big Band llenará el espacio con su potente repertorio de jazz y swing, mientras que Escarlata y Los Herederos del Bolero aportarán su estilo excepcional para consolidar una noche incomparable.

La verbena también ofrece un espectáculo visual y sensorial que deja boquiabiertos a sus visitantes. En la Plancha del Zócalo, se puede admirar un Niño Dios y una piñata de siete metros, ambos elaborados por artesanos de la alcaldía de Iztapalapa con la técnica tradicional de cartonería.

Tres árboles de Navidad, adornadosnochebuena cultivadas localmente, junto con túneles de luz y nieve artificial, crean un ambiente de ensueño.

Espectáculo visual y sensorial

David Morales, quien asistió con su hija desde la alcaldía Gustavo A. Madero, señaló con emoción: Estos arreglos son una maravilla, especialmente para los niños. Mi hija no puede dejar de mirar la piñata gigante y las luces.

El pasado viernes, Mono Blanco y Jarana Beat llevaron el ritmo del fandango al Zócalo, invitando a los presentes a zapatear y cantar al aire libre. Desde las primeras horas de la tarde, familias completas llegaron con mantas, chamarras y termos llenos de bebidas calientes.

Aspectos de la verbena navideña en el Zócalo, que se despedirá el domingo 29 con Mengers, Grito Exclamación y Austin TV. Foto María Luisa Severiano y Yazmín Ortega Cortés

El repertorio incluyó clásicos como El mundo se va a acabarViejo malecónEl cascabel y La bruja. Los espectadores, emocionados, respondieron con aplausos y gritos que retumbaron entre los edificios circundantes.

Ayer, Rebeca Lane y la Orquesta de Reggae Pilares ofrecieron un contraste musical, acompañados de artistas como Las Marías, Dámaris Bojor y GRTSCH.

Esta semana, los conciertos siguen encendiendo el espíritu navideño. Este lunes 23, la Orquesta Sinfónica Utopía Meyehualco abrirá el escenario a las 16 horas, seguida por el Mariachi Innovación Mexicana, Valeria Cuevas y la inigualable Regina Orozco. El martes 24 será el turno del Coro Staccato, el Cuarteto de trombones Alahua y la flautista Elena Durán.

En Navidad no habrá presentaciones, pero el jueves 26 destaca la fusión funk de Hop Hop Diablo Funk, los ritmos folclóricos de Recoveco y el sonido amazónico de Los Mirlos.

El viernes 27 y el sábado 28, artistas como Ms. Ámbar, Chetes y Friend of a Friend seguirán animando la fiesta musical, mientras que el domingo 29, la verbena se despedirá con Mengers, Grito Exclamación y Austin TV, quienes prometen poner el broche de oro.

Además de la música, el encuentro navideño ofrece un espacio de picnic decorado con 200 piñatas iluminadas con luces LED, puntos de venta de artesanías y funciones de pastorelas.

Clara Hernández, visitante frecuente, compartió en entrevista que es una excelente oportunidad para apoyar a los artesanos y llevarnos algo especial a casa. La variedad de productos y la atmósfera festiva hacen que valga la pena cada visita.

Andrés Rodríguez, quien asiste por primera vez a la verbena, comentó: Este evento tiene algo especial, es como un viaje a nuestras tradiciones más profundas, y lo mejor es que siempre hay algo nuevo que descubrir. También, se percibe un ambiente familiar muy agradable, además de los arreglos luminosos que parecen lienzos sobre los edificios del Zócalo, que, por supuesto, no tienen nada que envidiar a los de otros países.

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