La construcción del Puerto Industrial Frontera en Centla, Tabasco, es mucho más que un ambicioso proyecto logístico: puede representar una tensa lucha entre el desarrollo económico y la preservación ambiental.
Este primer megaproyecto, promovido por la empresa estatal Puerto Industrial Frontera Tabasco, S.A.P.I. de C.V., promete ser un motor económico para la región, con una inversión que superará los mil 400 millones de pesos (7 mil mdp el proyecto anunciado por el gobernador Javier May).
Además, la creaciónº de una infraestructura que incluye muelles, plantas de tratamiento de aguas, almacenes y canales para embarcaciones de gran calado.
Sin embargo, su construcción puede enfrentar obstáculos significativos, especialmente en el ámbito ambiental, lo que lo convierte en un símbolo del dilema al que se enfrenta México: avanzar hacia la modernización sin destruir sus valiosos ecosistemas.
LAS COMPLEJIDADES
El verdadero hallazgo en este caso no reside únicamente en la magnitud del proyecto, sino en las complejidades de su odisea ambiental. La travesía comenzó el 27 de julio de 2021, cuando la empresa presentó su Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
En ella, se detallaban las intervenciones necesarias para construir un puerto de escala internacional, crucial para reactivar la economía de Tabasco. Sin embargo, las autoridades ambientales encontraron que las medidas propuestas no garantizaban la protección adecuada de los frágiles ecosistemas de Centla.
SEMARNAT RECHAZA PROYECTO… ANTIGUO
El 15 de junio de 2022 la Semarnat rechazó el proyecto, alegando que no cumplía con las normativas ambientales vigentes, lo que representó un duro golpe para los promotores. Este revés no marcó el fin, sino que impulsó una revisión exhaustiva del plan.
Dos meses después, en agosto de 2022, la empresa presentó un nuevo proyecto, ajustado para mitigar los impactos más preocupantes, como la erosión del suelo y la contaminación del aire, comprometiéndose a implementar medidas de compensación ambiental.
Finalmente, el 30 de septiembre de 2022, la Semarnat otorgó una autorización condicionada al proyecto, señalando estrictas normativas que deberán seguirse para asegurar que el puerto no altere irreversiblemente el entorno natural. La autorización refleja un delicado equilibrio entre el desarrollo económico y la preservación de los ecosistemas costeros de Tabasco.
EL MILAGRITO Y LA BIODIVERSIDAD
Este puerto, ubicado en la localidad de El Milagro, Centla, abarca una extensión de más de 1.2 millones de metros cuadrados y está diseñado para servir como nodo logístico clave, especialmente en la industria petrolera y el comercio internacional. El dragado de sus canales, que incluye la remoción de más de 1.6 millones de metros cúbicos de material del fondo marino, permitirá el acceso a embarcaciones de gran calado, haciendo de Frontera un punto estratégico ante la saturación de puertos como Dos Bocas.
Sin embargo, el costo ambiental es alto. La erosión costera, la suspensión de sedimentos y la alteración de las corrientes marinas son solo algunos de los impactos más graves. La remoción del suelo marino y la construcción de rompeolas tienen el potencial de perturbar la biodiversidad de una zona rica en especies y manglares, esenciales para el equilibrio ecológico de la región.
El desafío real del Puerto Industrial Frontera no radica solo en la inversión o en los obstáculos técnicos, sino en la capacidad de equilibrar el progreso y la sostenibilidad. Con la inversión de miles de millones de pesos, el puerto aspira a revitalizar una región que ha sufrido años de estancamiento económico, pero la pregunta sigue siendo si esta promesa de desarrollo será sostenible o si terminará sacrificando el valioso entorno natural de Tabasco.
Entre el abandono y la expectativa: voces de un puerto en pausa
Los habitantes de Frontera viven entre la frustración y la expectativa de un futuro que parece nunca llegar. Pescadores, comerciantes y jóvenes profesionales coinciden en que el puerto, antes centro de vida económica, ha caído en el olvido, lo que ha desatado una crisis laboral y social. Si bien la modernización del puerto es vista como una posible salvación, el escepticismo domina entre quienes han escuchado promesas incumplidas por años. Para ellos, el puerto representa tanto la posibilidad de un nuevo comienzo como la incertidumbre de un cambio que parece lejano.
UN PUERTO QUE YA NO RECIBE BARCOS
La pesca ya no es lo que era en Frontera. Adolfo recuerda cuando los barcos camarones llegaban al puerto y la vida era más próspera. “El muelle está muerto, ya no recibimos barcos pesqueros”, comenta.
El auge ha caído en picada, y aunque se escuchan promesas de mejora, la realidad es que el puerto ya no es lo que fue. Adolfo siente nostalgia por un puerto que funcionaba, pero hoy su venta de pescado es una sombra de esos tiempos.
HAY GRANDES ESPERANZAS CON LA MEGAOBRA
Trabajar en una papelería en Frontera no es fácil, según Ana Julia. “Es difícil mantener el negocio, necesitamos renovar muchas cosas”, menciona. Sin embargo, tiene esperanza en que el puerto traiga mejoras. “Si renuevan el puerto, Frontera podrá convertirse en un verdadero pueblo mágico”, añade. La falta de infraestructura ha golpeado duro las ventas, pero Ana Julia confía en que la modernización del puerto traerá más visitantes y mejores oportunidades.
DESCONFIANZA EN LAS PROMESAS
Hernán no oculta su escepticismo. Las promesas sobre la modernización del puerto han venido una y otra vez, sin materializarse. “Prometen desde hace años, pero nada ha cambiado”, señala. Afectado por la falta de buenas carreteras y la ausencia de un muelle operativo, sus ventas han caído drásticamente.
REPRESENTA UNA ÚLTIMA OPORTUNIDAD
Juan, ingeniero de profesión, ha tenido que dedicarse a la carnicería ante la falta de empleo en su área. “No hay trabajo en Frontera, las ventas están bajas, y muchos pensamos en emigrar”, confiesa.
Sin embargo, la posibilidad de que el puerto sea modernizado le da algo de esperanza. “Si se concreta, sería una oportunidad para que los jóvenes como yo podamos quedarnos”.
UN PASADO LLENO DE GRAN RIQUEZA
“Frontera era un lugar lleno de riqueza”, recuerda Martín con nostalgia. En sus mejores tiempos, el puerto era un motor económico: pesca, ganadería y agricultura eran fuentes de prosperidad. “Aquí llegaban barcos con plátanos, piñas y madera para exportar a Europa y Estados Unidos”, comenta. Sin embargo, hoy ve cómo el puerto ha sido olvidado, privatizado y sin movimiento. “Esperamos que la modernización traiga algo de lo que perdimos”, señala.
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